La fiesta conocida como Los locos de La Vela se lleva a cabo religiosamente los 28 de diciembre de cada año en el municipio Colina del estado Falcón. Para serles sincera, sobre la celebración sé lo que se dice en blogs y lo que narran en el desfile. Por ser esta mi segunda publicación, les diré de qué se trata, o al menos lo que se cuenta al inicio de la muestra folclórica.
Cuenta la leyenda que en la noche del 27 de diciembre un personaje recorre al pueblo montado torpemente en una burra, disfrazado con un traje tipo levita de color negro y un gran sombrero; se hace llamar “La Mojiganga”. Lleva entre sus ropas las invitaciones que entregará en las casas que serán visitadas por Los locos al día siguiente y vocifera a todo pulmón su llegada. En la mañana del 28, se escucha el estruendo del primer cohete en señal de que el personaje conocido como “El correo” (alguien disfrazado como indigente), va a tocar las puertas de los hogares donde “La Mojiganga” dejó las invitaciones la noche anterior.

Se dice que cuando el segundo cohete resuena en el cielo veleño, los comerciantes empiezan a bajar sus santamarías por temor a que los locos los saqueen. Al boom del tercer estruendo, los locos invaden las calles de La Vela con máscaras, trajes coloridos, música por doquier y bastante buena vibra.
Cuenta el encargado de narrar el desfile, que locos que inundaban las calles en años anteriores eran todos personas con trajes muy sencillos hechos en casa; suelen llamarlos “los loquitos”. Les confieso que solo he asistido a dos desfiles: el del 2013 y el del 2014. Se los comento porque en ambas oportunidades los disfraces de los loquitos generalmente son payasos, travestis, máscaras alusivas a alguna película en particular y representaciones que satirizan el acontecer político/social/económico del momento. En la actualidad, se han unido a la celebración fantasías bien elaboradas cuyos motivos son variados: animales, bestias, cultura extranjera, entre otros.
Hoy por hoy, la tradición de salir al ruedo continua vigente pero han habido variaciones en el accionar. Por ejemplo, los comerciantes no cierran sus negocios por miedo a posibles saqueos. Sin embargo, dudo que eso alguna vez haya sido verdad (risas). Lo que es cierto es que familias enteras disfrutan bailando al ritmo del tambor veleño mientras hacen el acompañamiento a los disfrazados.
Otra cosa que sí es verdad, es que la organización que se encarga del asunto logístico del desfile de Los locos de La Vela, agrupa a los participantes del mismo por secciones: primero los loquitos (tradición que no se quiere perder por ser esta la representación de los orígenes de la celebración), luego las comparsas o grupos de personas disfrazadas que interpretan música o bailes y en último lugar están las fantasías y carrozas. Todos participan en un concurso del cual desconozco las bases, las condiciones del mismo y los premios. Dicho concurso es patrocinado por la alcaldía del municipio Colina y la gobernación del estado Falcón.
Ahora que les he contado acerca de esta tradición folclórica, les hablaré desde mi experiencia asistiendo a este tipo de eventos. Como les dije, mi primera visita fue en el 2013. Es algo cómico decirlo puesto que vivo bastante cerca de La Vela y aunque había escuchado de esto, no era algo que llamara mi atención. ¿Qué me hizo cambiar de opinión? Que en ese año llegó a mi vida la cámara Nikon y bueno, eso enciende las ganas de cualquier aprendiz de fotografía, ¿no lo creen?
Me llamó la atención “in extremis” todos los disfraces; desde los chamos (y no tan chamos) disfrazados de gays haciendo alusión a un personaje del pueblo, hasta una fantasía que representaba la cultura china. Era el paraíso para fotografiar, en serio. Lo que no tomé en cuenta ese día, fue el radiante sol que hacía. Consejo: Si en algún momento se deciden a ir a este tipo de cosas, no olviden el bloqueador solar y una gorra, lo necesitarán y me lo agradecerán.
En otro acto de sinceridad, les confieso que aunque me pareció hermoso y me emocionó poder estar en primera fila con los demás fotógrafos, no me fijé demasiado en los detalles que sí observé el siguiente año. En el 2014 llegué tarde al desfile de calle y pasé directamente a la especie de Concha Acústica que está en el Monumento al Generalísimo Francisco de Miranda. Es este lugar la gente que se adelantó y logró ocupar los mejores puestos para observar el desfile por el concurso, espera ansiosamente que comience. Gritan, cantan, bailan y continúan esperando. Aunque los protagonistas de la fiesta ya están preparados desde bien temprano, es necesario esperar a que lleguen las autoridades regionales para que den inicio al evento.
Continuando con el relato de mi experiencia, pensé que como el año pasado estuve en primera fila con los fotógrafos, este año también sería igual. Mayor fue mi sorpresa cuando el equipo de logística me preguntó por mi carnet (¡¿Cuál carnet?!) Les dije que no tenía idea de qué hablaban y me dijeron: “Si no tienes carnet, no puedes estar donde están ellos”. Casi que lloro. ¡No hay mejor lugar para tomar fotos del desfile, que ese! Me quedé pensando un instante. El lugar al que me habían enviado me daba un mal ángulo para las fotos y desde luego, se lo hice saber a uno de ellos. Lo pensó y me dijo: “Está bien, ven conmigo pero no te muevas de allí”. ¡Al fin! Logré estar en el mismo lugar que el año pasado. Les conté eso porque viene mi segundo consejo: Tomen la precaución de solicitar el carnet ante el organismo pertinente: La casa de los locos, la cual está ubicada en la carretera Coro – La Vela, en la entrada al pueblo.
Les decía que este último año sí presté atención a los detalles, o quizás a cosas de las que muchos no hablan. ¿Qué es lo que se suele recordar? ¡Las fantasías y las sátiras, obviamente! Y no están en un error. Sin embargo hay otra visión que vemos, pero no observamos: “el desfile de los ángeles” (jovencitos con condición especial); los niños que tienen miedo escénico y rompen en llanto; o las madres que cargan en brazos a los bebés que se duermen.
Imagino que debe ser común ver eso, es muy probable que ocurra en todos los desfiles alrededor del mundo; solo que, cuando personalmente te encuentras viviendo el momento y le das la importancia que amerita, lo único más hermoso que las comparsas y las fantasías, son las sonrisas o la inocencia manifestada en lágrimas y un atisbo de vergüenza en el pensamiento de “todos me ven, y esperan que lo haga bien”, de los niños. Lo que me hace pensar: ¡Este año aparte de tomarles fotos, debo entrevistarlos!
Para finalizar, los invito a visitarnos en la próxima celebración de Los locos de La Vela la cual forma parte de nuestra identidad como falconianos. No olviden tomar nota de los consejos que les he dado. No dejen de visitar La casa de los locos, alberga fotografías hermosísimas y disfraces de desfiles pasados que han sido donados. Vengan ligeros de ropa y dispuestos a disfrutar de la buena vibra.